septiembre 23, 2023
Ciudades

COPENHAGUE, una de las mejores ciudades del mundo

Fecha: 15 de septiembre de 2021

Copenhague, capital de Dinamarca, es conocida a nivel mundial por la óptima calidad de vida de la que gozan sus habitantes, por ser una ciudad ecológica, y por colocarse en primera línea de la innovación en el diseño. Una atractiva y tranquila ciudad de bicicletas, parques, palacios, canales y lagos, que acompañada de su filosofía “Hygge”, nos ha cautivado.

Por Nuria Araguás y A.B.S. 
Fotos cedidas por © www.visitcopenhagen.com y evasión. Foto de portada © Adrian Lazar. 

Copenhague está localizada en Zelanda, una de las más de 400 islas del archipiélago danés. Si bien la mayoría de estas islas están deshabitadas, es la más grande y poblada del país. En sus orígenes, Copenhague fue un pueblo vikingo fundado por Absalón en 1160, el Obispo de Roskilde. A principios del siglo XV se convirtió en la capital de Dinamarca. 

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El mayor siniestro en la historia de la ciudad fue el devastador incendio de 1728 que, junto al de 1795, son la principal razón por la que existan pocos vestigios del Copenhague medieval.  Desde 1849, bajo el reinado de Frederik VII, Dinamarca se convirtió en una monarquía constitucional, con Copenhague como sede del Parlamento. La monarquía danesa es una de las más antiguas del mundo. Se remonta a más de mil años. La reina Margarita II es la primera mujer monarca de Dinamarca desde la reina Margarita I (1376-1412). Es una reina muy cercana y querida, como toda la familia real. 

En el año 2008, Copenhague fue declarada la ciudad con mejor calidad de vida del mundo. También estuvo situada en primer lugar como “Ciudad de Diseño”, por a su arquitectura y en 2013 fue elegida “Capital Verde Europea”. 

Los 400 Kilómetros de carril bici que la recorren y el hecho de que más del 50% de los ciudadanos utilicen la bicicleta como transporte habitual, la señala serio rival por el título de “ciudad con más bicicletas del mundo por habitante”. 

Ha sido el hogar de Hans Christian Andersen y el filósofo y teólogo Soren Kierkegaard. En 1843 se crearon los Jardines Tívoli y en 1847 se fundó la Cervecería Carlsberg, actualmente una de las más importantes a nivel mundial. Asimismo, la compañía Mærsk de transporte marítimo de mercancías más grande del mundo, tiene su sede principal en Copenhague.

En el año 2000 se construyó al sur de la ciudad el Puente de Oresund, que une Copenhague con Malmo, en Suecia, causando la unión de estos dos países un gran impacto en el mapa europeo.

Es una ciudad cómoda y agradable. Los principales lugares de interés turístico se encuentran a corta distancia unos de otros a pie o en bicicleta. Además del fuerte sentido de responsabilidad común por el bienestar social, los daneses tienen un estilo de vida basado en lo que llaman el espíritu “hygge”, al que definen como un estado de ánimo, relajado y apacible en el que se disfruta de las cosas sencillas, ya sea en soledad o en buena compañía. Una forma de entender la vida y ser feliz.

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Pasamos 4 días en Copenhague alojados en el Hotel citizenM Copenhagen Rådhuspladsen, ubicado en pleno corazón de la ciudad, concretamente en la Plaza del Ayuntamiento. Es un hotel innovador y vanguardista. Las habitaciones son pequeñas, pero están muy bien equipadas. La zona común ofrece varios espacios; sala de reuniones, ordenadores, televisión y juegos de mesa, sillones, servicio de bar y comedor siempre con un diseño modernista. El servicio es excelente y la terraza que rodea el edificio nos muestra unas espectaculares vistas a la Plaza del Ayuntamiento. Lo recomendamos por la ubicación, el servicio y la comodidad.

A nuestra llegada, aconsejados por el servicio del hotel, nos dirigimos a tomar algo al Tivoli Food Hall. Un centro tipo mercado que ofrece unos 15 mostradores con cocina de distintas nacionalidades. Al terminar, paseamos por los alrededores, donde encontramos el bello y gran edificio de La Estación Central de Ferrocarril. Frente a esta, Los Jardines Tívoli. Fundado en 1843, Tívoli es el segundo parque de atracciones más antiguo del mundo y uno de los rincones favoritos de los daneses. El recinto no es muy grande y alberga ocio para todos los gustos; pequeños teatros, tiovivos, auditorios y montañas rusas rodeados de exuberantes jardines y un lago que al anochecer nos introduce en un ambiente mágico y nostálgico. Un lugar con mucho encanto que recorrió numerosas veces el escritor Hans Christian Andersen y en el que Walt Disney se inspiró para crear Disney World. Si sólo se quiere dar una vuelta por el parque, la entrada no resulta rentable, a no ser que aprovechemos para asistir a una actuación o concierto. El atardecer es uno de los mejores momentos para visitarlo, ya que con el encendido de luces se convierte en un lugar de ensueño.

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Rådhuspladsen es el centro neurálgico de la ciudad. En la fachada del admirable Ayuntamiento (1905), destaca la figura del fundador de Copenhague, el obispo guerrero Absalón. Es aconsejable entrar al impresionante hall principal, así como pasar por la pequeña biblioteca. La entrada es gratuita. En la plaza se puede ver restos de la antigua muralla, la fuente del dragón o la espléndida escultura de unos vikingos tocando el lur.

Nos adentramos por la calle Strøget, arteria principal, por donde discurre la vida de la ciudad. Una calle peatonal de dos kilómetros que comunica Radhuspladsen con otros puntos de interés como Kongens Nytorv y Nyhavn, el antiguo puerto de la ciudad. Encontramos heladerías, terrazas de cafeterías y restaurantes, tiendas exclusivas, tiendas de souvenirs y grandes almacenes, además de comercios de diseño danés como HAY o Illums Bolighus. Músicos y otros artistas callejeros amenizan el paseo. 

Atravesamos Højbro Plads, en la que predomina la estatua ecuestre del obispo Absalón rodeada de edificios neoclásicos. Continuamos hasta Kongens Nytorv o Nueva Plaza del Rey. Es una gran plaza adoquinada, con varias construcciones históricas como el Palacio de Charlottenborg de 1671, el Palacio Thott de 1683, actualmente la Embajada Francesa, y el Teatro Real de Copenhague de 1874. En el centro, la estatua de Cristián V. En una esquina, se encuentra un antiguo templete erigido en 1913, que instauró el primer teléfono público de Copenhague. En la actualidad es una pequeña cafetería.

Desde esta explanada parte el pequeño canal, seña de identidad de la ciudad, conocido como Nyhavn. Una hilera de antiguas casas de pescadores, con fachadas de distintos colores, entre mástiles, terracitas y bares que presentan la emblemática imagen de Copenhague. Viejos barcos de madera están atracados lo largo del canal. Muchos daneses sentados en los bordes disfrutan de una bebida o un helado. Recorrerlo es una delicia, y es recomendable hacerlo a distintas horas del día debido a los cambios de luz. Es muy pintoresco. Desde Nyhavn parten la mayoría de los barcos turísticos que navegan por los canales.

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Tras una tarde tan completa, en la que no pudimos hacer más, regresamos al hotel. Al día siguiente, teníamos contratada una excursión (privada) en bicicleta de 4 horas por la capital danesa. 

Con los cielos azules y un espectacular día de sol, nos recogieron en el hotel para ir a la tienda de alquiler de bicicletas. De la mano de Laura y Alex recorrimos una buena parte de la ciudad. La primera parada fue en la Rundetårn o Torre Redonda. Se trata de un edificio espectacular que data de 1642 construido por orden de Christian IV (1577-1648) con el fin de crear el primer observatorio astronómico. Este rey de Dinamarca y Noruega, que murió a los 70 años, nos lo encontraremos a lo largo de la ruta con el símbolo C4, ya que amante de la cultura y las artes, patrocinó grandes obras arquitectónicas. La torre alberga un antiguo telescopio y es un extraordinario mirador que ofrece excelentes vistas. La peculiaridad, es la rampa en espiral que sube al observatorio, que fue diseñada para que el rey pudiera subir a caballo. 

La segunda parada, el Castillo de Rosenborg, el preferido de Christian IV. Una de las ventajas de ir un guía, es, que, aunque no entramos al interior, nos permitieron dar un rodeo. El castillo es majestuoso y el entorno es fascinante. Alberga tesoros de hace más de 400 años y se pueden ver estancias que permanecen intactas desde el siglo XVIII. Asimismo, guarda las joyas de la Casa Real Danesa. Adyacente al castillo se hallan los Jardines del Rey, una frondosa zona verde salpicada de esculturas, área de recreo donde observamos familias de picnic y grupos tomando el sol. El Castillo de Rosenborg parece sacado de un cuento.

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Christianshavn. © Daniel Rasmussen

Continuamos hasta Nyborder un barrio construido también por Christian IV para alojar al personal de la Armada Real y sus familias, ante el rápido crecimiento que experimentó bajo su mandato. Consta de varias manzanas de viviendas adosadas de un intenso color ocre que se terminaron en 1641 y que no pasan desapercibidas.

Nos cuentan que en la época, las mujeres de los marineros ponían esculturas de dos perritos en las ventanas. Si el perrito miraba hacia dentro, el marinero se hallaba en una de sus largas travesías, dejando entrever que la esposa se encontraba sola, si el perrito miraba hacia fuera, el marinero estaba en casa. 

Continuamos hacia el norte pedaleando por el paseo marítimo Langelinie, desviándonos a un solitario canal con el fin de encontrar a la hermana de “La Sirenita”, la llamada “Sirenita Genéticamente Modificada”. Rodeada de flamantes edificios de apartamentos, figura esta versión de arte moderno, que, aunque menos conocida, nos entusiasmó. En las inmediaciones, una pareja nadaba en las frías aguas. 

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Volviendo a Langelinie, se disponen una hilera de tiendas outlet y terrazas para tomar un aperitivo. Al otro lado del canal, desde una inmensa grúa, observamos sobrecogidos gente haciendo bungee jump. Retornamos dirección centro. Es una ruta muy agradable, siempre al borde del canal. Quizá caminando no hubiéramos llegado tan lejos. Por fin, vimos la famosa escultura de la “La Sirenita” (1913), que, si no es por la aglomeración de turistas y por el guía, nos la hubiéramos pasado dado su reducido tamaño. La representativa estatua de bronce fue diseñada por el escultor danés Edvard Eriksen por encargo de Carl Jacobsen, hijo del fundador de la marca de cerveza Carslberg. La Sirenita descansa sobre una roca a orillas del Báltico, con melancólica mirada al haber renunciado a su vida por estar con su amado. El escultor, quiso homenajear a la bailarina danesa Ellen Price, que había cosechado un gran éxito al interpretar a “La Sirenita” en el Ballet Real Danés basado en el cuento escrito por Hans Christian Andersen en 1837. Ante la negativa de la bailarina de posar desnuda, el escultor utilizó a su mujer como modelo, excepto la cabeza y el rostro que son de la bailarina.

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La sirenita ha sufrido muchos actos vandálicos. La cabeza ha sido robada en dos ocasiones, y la actual es una réplica, al no haberse recuperado la original. También ha sido cubierta de pintura y arrojada al mar. Actualmente hay una cámara para disuadir a los delincuentes. Desde 2012 cuenta con una versión masculina en la ciudad danesa de Elsinore, llamada “Han”. Tiene un dispositivo que hace que “Han” parpadee.

Colindante a la “La Sirenita”, está Kastellet, una antigua fortaleza militar, que se puede visitar o simplemente rodearla y contemplar nuevas vistas. La “Fuente de Gefion”, esculpida por el danés Anders Bungaard, se alza espectacular en lo alto de una pequeña loma. El agua cae en cascada y representa la creación de la isla de Zelandia. Según la leyenda, el rey sueco Gylfi prometió a la diosa Gefjun todo el territorio que ella pudiera arar en una noche. Para lograr la máxima superficie, convirtió a sus cuatro hijos en bueyes. El territorio arado fue arrojado al mar, creando la actual Zelandia, donde se encuentra Copenhague. En lo más alto de la sublime fuente, estatua la diosa dirige a cuatro bueyes para que aren la tierra. En este día tan espectacular, daneses y turistas se refrescan en el agua sumamente cristalina. De fondo, la Iglesia anglicana de St. Albano de estilo neogótico crea un paisaje idílico de verdes praderas, hermosos sauces y un gran estanque de nenúfares en el que se recrean varios cisnes. Una preciosidad.

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Más adelante alcanzamos el Palacio de Amalienborg del s. XVIII. Consta de cuatro edificios de estilo rococó situados alrededor de una plaza en cuyo centro se levanta la escultura ecuestre del monarca Federico V, que ordenó su construcción. Es el lugar en el que reside la familia real danesa. El Palacio de Christian VII se utiliza para visitas oficiales, el Palacio de Christian VIII, alberga el museo de Amalienborg, El Palacio de Frederick VIII, es la residencia del príncipe heredero Federico y, por último, el Palacio de Christian IX es donde reside la reina Margarita II, que se reconoce porque es el edificio que tiene más chimeneas. Si la bandera está izada, significa que la reina está en el palacio. 

Lo custodian los guardaespaldas reales de la reina, los Livgarden. Todos los días a las 11:30, realizan el cambio de la Guardia Real que es todo un espectáculo. En nuestra visita los vimos dando el paso militar con altos gorros de piel negra, dirigiéndose a su reemplazo, coincidiendo en un pequeño cambio de guardia que efectúan también cada dos horas. 

Al otro lado del canal principal, destaca el flamante edificio de la ópera y otro muy curioso con una chimenea y un corte lateral que crea una aguda pendiente. Se trata de una incineradora, que alberga una pista de esquí en el exterior. 

Por fin entramos a Nyhavn, esta vez por la bocana, con más luz los colores son más vivos. Acercándonos al puente que lo atraviesa, fotografiamos nuevas imágenes. 

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© Daniel Rasmussen

Si continuamos por la ribera, se halla otro de los edificios emblemáticos, la Biblioteca Nacional, conocida como el Diamante Negro. Una innovadora construcción que no pasa desapercibida por su exterior de mármol negro y cristal. 

En la otra orilla se encuentra Christianshavn, una isla por el que circulan también varios canales, residencia de ejecutivos y nuevos artistas. Algunos barcos de madera se han convertido en bonitas viviendas. Una zona en cuyos márgenes de nuevo se alinean casas de colores. En Christianshavn están algunos de los mejores restaurantes de la ciudad. Lo ideal es contemplarlo navegando.

En el centro de esta isla, se encuentra uno de los grandes atractivos turísticos, la comuna de Christiania. Una zona que nació en los años 60 con el movimiento hippie y la ocupación de terrenos. Es un lugar polémico, en el que se hace la vista gorda con el comercio de drogas blandas y carece de una autoridad determinada. Un barrio al que no le gustan los turistas ni las fotos. Sin embargo, podemos encontrar atrayentes cafés, clubs nocturnos y conciertos. Aunque no es peligroso, guardemos la cámara y disfrutemos de este reservado rincón de Copenhague. Muy identificativo es su bandera, roja con tres círculos amarillos y las llamadas bicicletas de Christiania. Estas bicicletas nacieron en 1976 en esta zona libre de vehículos. Se trata de una bicicleta cuya característica principal es la «caja para transportar cosas” que lleva en la parte delantera. Esta caja se puede adaptar a las necesidades de quien compra la bici.  Algunas disponen de bancos en los que se lleva a su pareja, niños o a la familia con el perro incluido. Lo increíble es la facilidad que tienen para dirigirlas.

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Christiania está llena de color y música. La fachada de la mayoría de las viviendas tiene murales y grafitis. Una peculiar barriada repleta de detalles artísticos que hay que visitar. Intentamos hacer fotos, pero no nos lo permiten. Nos comentan que el hecho de concentrar la venta de hachís en este barrio libera otras partes de la ciudad. 

A la salida un curioso cartel de “Estás entrando en la Unión Europea” nos devuelve de nuevo a Christianshavn, donde encontramos un agradable street food llamado “Broens Gadekøkken”. Estos emplazamientos están muy de moda, con varios puestos de cocina orgánica internacional y largas mesas de madera a orillas del canal. Hay que comentar que los precios en Copenhague son elevados sobre todo en bebidas y restaurantes. Sorprendentemente hay muchos grifos de cerveza artesanal, pero de momento no habíamos encontrado ninguna Carlsberg. 

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Pero el referente del street food es “Reffen”, que no solamente es uno de los más grandes mercados de comida callejera orgánica de la región, sino un área urbana para nuevas empresas, innovación y creatividad cuyo dogma es “reducir y reutilizar”. En Reffen hay más de 50 start-ups de puestos de comida de todas partes del mundo, bares y talleres creativos. Reffen es el lugar perfecto para disfrutar de los platos y bebidas con vistas en primera fila del puerto de Copenhague.   

Por la tarde cruzamos la ciudad hasta el barrio de Nørebro, un barrio multicultural. La zona verde es el cementerio de Assistens Kirkegard, al que nos dirigimos, donde los daneses pasean como si de un parque se tratara. Una preciosidad recorrerlo, entre árboles milenarios, altísimos cipreses y bellas esculturas. En este cementerio descansan personajes célebres como el escritor Hans Christian Andersen. No por todos los caminos están permitidas las bicicletas. También es esta zona se halla el Museo de Historia Natural.

En Copenhague las bicicletas son un medio de transporte que te permiten visitar numerosos puntos en poco tiempo. La ciudad es plana y no hay que hacer un gran esfuerzo para transitar en bicicleta. No es necesario llevar casco, cosa que al principio nos inquietó, pero, los carriles bici, los pocos vehículos, la conducción de los daneses y el respeto a los ciclistas, nos dio tanta seguridad y fue tan placentero, que alquilamos bicicletas para el resto de los días que teníamos por delante.

Cenamos en el restaurante PUK, situado en el centro. Un restaurante de comida tradicional hecha con mucho amor, con una agradable terraza y junto a una bonita fuente. El servicio fue estupendo y tiene buen precio-calidad. Nos invitaron a un chupito de “Snaps” un licor típico. Muy aconsejable. www.restaurantpuk.dk

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El tercer día hicimos una excursión en bicicleta a un pueblecito de pescadores en la costa llamado Dragør, a tan solo 12 kilómetros del centro de Copenhague. Aunque nos acercamos a la oficina de información turística para coger algunos mapas de la ruta en bicicleta, nos dejamos llevar por el GPS del móvil. Tardamos una hora y quince minutos, tranquilamente parando y haciendo fotografías. El camino es muy plano y de nuevo el tiempo nos acompañó. Atravesamos increíbles lugares hasta la isla de Amaguer, siempre al lado del agua. Zonas residenciales en los que los vanguardistas edificios de cuatro alturas con grandes áticos y balcones rodean los canales. Algunas escaleras, en amplias plataformas de madera, se adentran en el canal, indicando la zona de baño. Cruzamos por un sinuoso puente naranja para ciclistas, que une el barrio de Vesterbro con el de Islands Brygge. Es una zona portuaria renovada sobre el canal principal de Copenhague. Una vez en Amager, circulamos por varias avenidas arboladas y un tramo de senda verde por el que nos adelantan las bicicletas de Chistiania.   

Llegamos al idílico pueblecito marinero fundado en el siglo XIV. De calles empedradas, la calle principal está llena de atrayentes tiendas y apetitosas heladerías, desembocando en un entrañable puerto con barcos pesqueros y yates. También hay una torre de vigilancia y un museo que expone barcos en miniatura. Al fondo a la derecha sobre una pequeña elevación, divisamos una fortaleza que fue construida en 1910. Las vistas del puente de Oresund que une Dinamarca con Suecia son magníficas desde ese emplazamiento. Varios barcos navegan frente a la costa. Con fortuna encontramos otra versión de “La Sirenita”, de la que nos habían hablado, esta vez con más formas y de aspecto menos inocente. También hay una zona para bañarse. 

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Volvimos al puerto, candamos las bicis, y nos adentramos por las estrechas callejuelas de casitas amarillas, tejados de paja y flores en las ventanas, que nos recuerdan a la de Blancanieves. Es encantador. En una ventana vimos, ¡!por fin!!, los famosos perritos cuyo significado os hemos contado previamente y de los que os dejamos una foto.

Después de degustar pescado fresco en la terraza del restaurante del Strandhotel, en el mismísimo puerto, emprendimos camino de vuelta. Tratando de ir por la costa nos internamos por una vía de tierra que bordea Dragør. A la derecha el mar, y a la izquierda grandes y bonitas casas con jardín y cenador, algunas de ellas incluso disponían de su propio muelle. Llegamos a una carretera en la que comenzó un carril bici que parece infinito. Esta vez el aeropuerto quedaba a nuestra izquierda. Es la ruta 80, que nos dejó unas vistas fantásticas mientras pedaleamos. El destino, Amager Strandpark, una zona recreativa con una playa de arena fina. Desembocamos en un paseo marítimo. Un muelle de madera se adentra en el agua finalizando en una instalación circular con vestuarios que a su vez protege del viento, sirve como solárium y forma una piscina natural. Varias personas nadaban y se tiraban desde la plataforma. Nosotros llevábamos chaquetas. Un contraste que nos delataba como turistas. Continuamos por el delicioso paseo que bordea la playa, ya sea en bicicleta o caminando, donde mucha gente hace deporte al aire libre. En el agua observamos windsurf, kite, vela, buceo, natación, paddel surf etc… Por la avenida nos cruzamos con ciclistas, runners, patinadores, zonas de skate, yoga, es increíble la cantidad de ocio que ofrece este emplazamiento. También pasamos por algunos puestos de helados y refrescos. Un sitio perfecto de esparcimiento tanto si el sol acompaña como si no, para el deleite de los daneses. Llegamos hasta el final donde el último puente nos devuelve dirección centro. Una jornada extraordinaria en la que no lo pudimos haber hecho mejor.

Dedicamos el último día en la ciudad a visitar otros puntos de interés, como la Torre del Palacio de Christiansborg, en la que es un imprescindible subir al mirador, que ofrece extraordinarias panorámicas. La entrada es gratuita y se accede en ascensor. Hospeda un restaurante y una sala con algunas esculturas históricas. El palacio fue la residencia de la familia real hasta el incendio de 1794, que se trasladó a Amalienborg. Actualmente es la sede del Parlamento Danés.

A la salida por un lateral, bajo un arco, accedemos a un idílico rincón en pleno centro, se trata de la Bibliotekshaven. Un poco escondido, es el jardín de la biblioteca real. Con una gran fuente frente al majestuoso edificio, entre flores y grandes árboles, los lectores y turistas conversan y pasean en este bonito e inesperado vergel. La estatua de Soren Kierkegaard se alza en una esquina. Varias tumbonas y sillas se disponen en la hierba para el uso y disfrute de visitantes. Un recodo de Copenhague que hay que conocer.

Frente al Palacio de Christiansborg, compramos los tickets para realizar un tour por los canales. Salen con bastante frecuencia y el recorrido dura una hora. Navega por el canal principal, se adentra en Nyhavn y rodea Christianshavn. La ciudad desde el agua nos proporciona diferentes y bellos planos. Es algo que no te puedes perder, además, Canal Tours Copenhagen tiene barcos ecológicos.

Como no podíamos irnos sin probar los perritos calientes estilo danés, nos dirigimos a un quiosco que nos habían recomendaron. Se encuentra al lado de la Torre Redonda. Tomamos el tradicional, que llevaba cebolla fresca muy picada, pepinillos, cebolla frita, y una salsa que se parece a la mostaza. Nos encantaron, son deliciosos.

Dedicamos el resto del día a llevarnos algún recuerdo y visitar la tienda de Lego. La legendaria tienda danesa de construcción de juguete, ubicada en Vimmelskaftet 37, además del amplio catálogo, ofrece una exhibición de asombrosas reproducciones, entre ellas destacamos la de Nyhavn, dignas de ver.   

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Otros puntos de interés en los barrios de Copenhague

Para los amantes de la cerveza, en el barrio de Vesterbro situado hacia el oeste de la Estación Central se ubica la Fábrica de Cerveza Carlsberg, que organiza visitas guiadas explicando las etapas de fabricación y ofrece una degustación. Una gran torre y una chocante puerta de elefantes indica la entrada. 

En Østerbro, el barrio de La Sirenita, alberga el Estadio Nacional y Fæltparken, el parque más grande de la ciudad.

Frederiksberg es una zona residencial y tranquila. El gran parque real Frederiksberg Gardens nos ofrece un hermoso lago con barquitas próximo al palacio estilo barroco de Frederiksberg construido en 1699 y al zoo de Copenhague. También cabe menciona el curioso museo Cisternerne. Este museo ofrece una experiencia sensorial en un espacio inusual, un antiguo depósito de agua. 

Ruta en bicicleta por los lagos de Copenhague

Copenhague dispone de tres lagos consecutivos en el centro de la ciudad que nos brindan un circuito de caminos, en la que se alterna la tierra y el asfalto. Esta ruta circular de unos seis kilómetros es muy popular entre ciclistas, runners y paseantes. Un recorrido panorámico de fácil acceso, donde también se puede disfrutar de los restaurantes y terrazas situados en las orillas. Más información de los recorridos y puntos de alquiler en www.visitcopenhagen.com

EXCURSIONES 

Castillo de Kronborg, también conocido como Castillo de Hamlet se halla a una hora en tren de la Estación de Copenhague.

Explorar Odense, a poco más de una hora en tren rápido, esta pequeña ciudad danesa de la que es oriundo Hans Christian Andersen y alberga como novedad un nuevo museo sobre los cuentos de hadas de escritor.

Castillo de Frederiksborg a solo 40 minutos del centro de Copenhague es el castillo renacentista más grande de Escandinavia, con un pintoresco jardín barroco.

Para los apasionados de los vikingos, además del Nationalmuseet en Copenhague, en la ciudad de Roskilde podemos ver embarcaciones vikingas rescatadas del fondo del mar. En el cercano municipio de Lejre,  capital del poderoso y legendario rey Hroðgar, se han hallado restos  arqueológicos de un asentamiento vikingo y el parque Tierra de Leyendas nos ofrece un museo al aire libre de la vida vikinga. Odense, Aalborg, el Centro Vikingo de Ribe, el puerto Vikingo de Bork, son otros lugares de interés de este fascinante trayecto.

Copenhague es un destino que proponemos conocer. Apacible, atractiva y repleta de lugares de recreo y entretenimiento al aire libre. Una ciudad en que lo mejor que se puede hacer es alquilar una bicicleta y recorrer los carriles más populares reservados para ciclistas. Maravillosa.

Toda la información en www.visitcopenhagen.com
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