Descubriendo EL PAISAJE
Fotos y texto cedidos por el Ayuntamiento de Cerceda Boalo Mataelpino
En las cumbres y laderas altas son característicos los canchales graníticos, enclaves donde el elemento paisajístico dominante lo constituye la roca desnuda, que alberga a una comunidad específica de animales como el buitre leonado o la lagartija serrana, ambos protegidos por su gran interés faunístico.
En las superficies no ocupadas por las rocas, se descubre un tapiz discontinuo de pastizales rasos, acompañados por manchas de matorrales rastreros, como el enebro o las plantas aromáticas, que varían de color según las estaciones, pasando del pajizo oscuro durante el invierno, al verde vivo en primavera y al dorado en otoño.
Más abajo, en las laderas, la jara pringosa, el cantueso y el tomillo llenan de flores y aromas la primavera y enlazan el monte con el melojar y el encinar, ecosistemas en declive por la presión humana, pero que aún ofrecen sustento y cobijo a gran cantidad de aves e insectos.
Como transformación del encinar aparece la dehesa, caracterizada por la abundancia de pastizales de uso ganadero, criados para carne y lidia, y la presencia de fresnos, con su peculiar figura de “cabeza de gato” debida a los tradicionales desmoches de sus ramas. En las oquedades de sus viejos troncos se refugian y nidifican especies vulnerables y protegidas como los murciélagos de herradura o el lirón careto y aves como el mochuelo o el diminuto autillo.
En contacto directo con los ríos y arroyos que cruzan el municipio, aparecen formaciones ribereñas con sauces, olmos y chopos que aportan belleza al paisaje y fresca sombra en verano a los visitantes y albergan animales tan interesantes como el galápago leproso, catalogado como vulnerable dentro de las especies protegidas de la CAM.